Llamada a la oración de la tarde en el templo.
La relación del ser humano con la religión es muy interesante. En otros artículos he dejado constancia de la fascinación que ejerce sobre mí la tendencia, y por qué no la obsesión, que hace que muchos humanos pongan sus vidas y sus decisiones en las supuestas manos de un más que supuesto dios. En Asia esta relación es muy notoria, sobre todo en países como Laos, Camboya y, especialmente, India. Vietnam no es una excepción. A su atribulada historia política y social hay que añadir la complicada historia religiosa que culmina con la creación, allá por las primeras décadas del siglo XX, del culto Hoa Hao y del "Caodaísmo", fervorosa adaptación del eclecticismo más notable.
En Vietnam se profesa mayoritariamente el budismo mahayana con algunas reminiscencias animistas, aunque también coexisten otros cultos como el budismo teravada, el hinduismo, el confucianismo y el taoísmo, además del islam y el cristianismo. A lo largo del tiempo budismo, taoísmo y confucianismo han dado lugar al Tam Giao o religión triple, en la que se pueden encontrar también referencias a cultos chinos y al animismo. Como muestra de la influencia de varias religiones, vemos en el sur de Vietnam gopurams similares a los del sur de la India y pagodas jemer como las de Camboya. La mitología tampoco ha desaparecido por completo, sobre todo en las narraciones populares que se siguen transmitiendo de forma oral en espectáculos callejeros o en las célebres marionetas de agua. Por supuesto, encontramos también mezquitas e iglesias cristianas, aunque su preponderancia no es equiparable a las ya mencionadas.
Pagoda jemer.
Templo chino, CHCM.
Mezquita, CHCM.
Iglesia, CHCM.
El budismo se ha desarrollado a lo largo del tiempo en formas paralelas, pero puntualmente muy diferentes. El budismo mahayana, preferente en Vietnam, destaca por ser más proclive al "método" que a la "doctrina". Dicho de otro modo, la doctrina implica ajustarse estrictamente a las enseñanzas de Buda, mientras que el método abre la puerta a posibles interpretaciones en la búsqueda, casi "científica", de mejores formas de abordar la religiosidad. El budismo teravada predomina en el sur y lo practica en su mayoría la etnia jemer. El gobierno admite la libertad de culto, siempre y cuando ello no entrañe un supuesto peligro frente a su supremacía política, de tal manera que grupos considerados potencialmente subversivos pueden ser controlados e incluso prohibidos.
Un caso peculiar lo representan las religiones Hoa Hao y Cao Dai. La primera surgió hacia 1939 basada en el budismo y en torno a la figura de Huynh Phu So, a quien los fieles consideran un profeta. En este tipo de creencia se destaca la importancia de los campesinos y del culto practicado en el hogar y no sólo en el templo. El "caodaísmo" es otro ejemplo que me lleva a pensar en qué cosa tan curiosa son las religiones.
Templo caodaísta, delta del Mekong.
Las religiones surgen como parte de la tendencia consustancial del ser humano a la trascendencia y derivan deslizándose desde el miedo, pasando por la sumisión y recalando en la resignación. Todas las religiones, además, aunque parten de un ansia perfectamente lógica y comprensible, ancestral e íntima de los humanos, degeneran en el momento en que unos cuantos afirman haber sido elegidos por un dios para transmitir su "verdad"; el resto es parafernalia.
El caodaísmo surgió allá por la década de 1920, consolidándose aproximadamente en 1926. Su fundador, Ngo van Chien, tenía la pretensión de unificar las más importantes religiones y fusionarlas en una que representara los valores más relevantes del ser humano. Es, sin duda, la mayor muestra de sincretismo religioso que podemos encontrar y en ella se dan cita al mismo tiempo budismo, cristianismo, hinduismo, islam, taoísmo, confucionismo. Sus templos son buena muestra de tal mescolanza al incluir elementos de todos los cultos mencionados, aderezados con buena cantidad de colores llamativos y luces de neón.
Distintas imágenes de templos caodaístas con su simbología.
El culto se basa en desarrollar la compasión y la bondad y durante las ceremonias desgranan cánticos acompañados de música tradicional vietnamita. Cuenta con una estructura jerárquica en la que los miembros se distinguen por las túnicas de colores diversos. El símbolo fundamental es el ojo divino dentro de un triángulo y entre sus santos se cuenta Lao-Tse, Víctor Hugo, Juana de Arco, Sun-Yat-Sen y Shakespearee, dando buena imagen del eclecticismo de que hace gala.
Momento del rezo en un templo caodaísta.
En Vietnam la presencia de la religión es tan evidente como en la mayoría de los países asiáticos. Los distintos lugares dedicados al culto, algunos tan curiosos como el pequeño templo abarrotado de imágenes y ofrendas en el primer piso de una calle de Hanoi, aparecen por doquier. Es frecuente encontrar mujeres y hombres que antes de dirigirse a sus ocupaciones desvían el camino para acercarse a orar brevemente ante los dioses, ofreciendo varitas de incienso encendidas que se depositan en grandes recipientes de hierro frente al recinto donde se ubican las imágenes sagradas.
Templo de la Literatura, Hanoi.
A pesar de la profunda convicción religiosa de los creyentes y devotos, algunos de los recintos sacros son también lugar de encuentro y de comercio. En los alrededores y en los patios interiores de pagodas y templos con importancia histórica o artística se dan cita numerosas tiendecitas y puestos donde se venden todo tipo de artículos, algunos vinculados al culto y otros, la mayoría, simples souvenirs. Por otra parte, en muchos templos hay además rincones para el paseo y la meditación. Amplios jardines con profusión de árboles, flores y estanques, cuidados con la exquisita delicadeza vietnamita, son la perfecta compañía para quienes nos refugiamos allí de los excesos sonoros de las calles.
Templo de Ngoc Son, Hanoi.
2 comentarios:
Simplemente apasionante!! Espero un buen libro con todas estas vivencias. ¡Porque tú lo vales...!
Impresionante ver otra vez las fotos.
Publicar un comentario