A todas ellas, las que están, estuvieron y estarán. Las que se esconden y no responden porque el alma ya no les da para repartirse ni un poco más. Para las que luchan a escondidas y me entero cuando no hay más remedio. A todas las que me hacen llorar de felicidad porque son y están en mi vida. Para las que no se muestran pero se hacen tan imprescindibles que la sola mención de su nombre pone color y luz al día. Para las que hacen que si mi vida pequeña puede hacerse un poco más grande, es porque ellas están a mi lado. A vosotras, que hacéis posible que los días terribles me levante y continúe. A vosotras, que habéis estado cuando yo ya no sabía si podía volver a estar. A las mujeres más estupendas que puedan haber existido, las que consiguen que me mire al espejo y sonría. A vosotras, que queréis compartir mis momentos buenos y malos y hacéis que todo carezca de importancia, a no ser que estéis conmigo. A las que los jueves y el resto de la semana dedico un pensamiento cada vez que flaqueo. A las que, cuando estoy muy lejos, una vez al año, seáis el motivo por el que vuelvo.
A mis amigas, esas mujeres tan especiales sin las cuales la vida perdería la denominación de origen.
A mis amigas, esas mujeres tan especiales sin las cuales la vida perdería la denominación de origen.
1 comentario:
Me encanta que hagas esto. Todo lo que hay aquí tiene mucho "valor".
Y no dejes de regalarnos estas cosas. Para ti el viaje es la recompensa; para nosotros, que nos lo cuentes, un regalo.
Enhorabuena
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