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23/3/11

Ritos-1: Sulawesi, cultura Toraja

 Mapa de la isla de Sulawesi, en el archipiélago indonesio.

Sulawesi es una de los miles de islas que componen el archipiélago indonesio. En esta isla se desarrolló la cultura Toraja, antigua y compleja sobre todo en lo que atañe a los ritos funerarios. Esto es así hasta el punto que se han convertido en atracción de viajeros que son invitados a participar en tales ritos y acompañar a las familias en los funerales de sus muertos. Los Toraja son tradicionalmente animistas, aunque formen parte del país  con mayor número de musulmanes del mundo. Su espiritualidad se denomina aluk o el camino y supone una combinación de ley, religión y costumbres.
Los Toraja, que significa "habitantes de las tierras altas",  viven en unas casas llamadas tongkonan cuya forma recuerda la proa de un barco y se edifican en varias alturas, símbolo de la jerarquía existencial. 

En la parte más alta se guardan los objetos de valor y las posesiones más importantes. En la zona media habitan los miembros de la familia, donde desarrollan sus actividades cotidianas. Por debajo, en la franja más inferior, los animales.
Los colores omnipresentes en las viviendas Toraja son el rojo, el negro y el amarillo y cada casa se muestra con una gran variedad de dibujos geométricos cuyo significado está establecido desde tiempos ancestrales.
        


Diseño habitual en la decoración de las casas-barco. Sulawesi, Indonesia. 

Los toraja no tienen tradición escrita, su lenguaje es solo hablado. Una forma de transmitir conocimientos y costumbres es a través de los dibujos de las tallas en madera, que se convierten en manifestación cultural y en mantenimiento de las estructuras del pasado toraja. En el exterior de las casas es frecuente encontrar cuernos de búfalo colgados en la fachada, símbolo de riqueza y prestigio social del dueño de la misma.

 Casa-barco y cuernos de búfalo.

Los ritos funerarios son una de las partes más interesantes, ricas y complejas de la cultura toraja.  Los ritos funerarios toraja son extensos en tiempo y forma. En nuestra cultura estamos acostumbrados a dejar pasar apenas 24 horas antes de efectuar el ritual funerario y preparar el entierro o la incineración del cuerpo. Esto forma parte de nuestra asepsia y distanciamiento respecto a la idea de la muerte, sus consecuencias y protocolos correspondientes. En otras culturas, la muerte es un acontecimiento más cercano y mucho más compartido, incluso "vivido", aunque la expresión pueda resultar fuera de lugar.
Entre los toraja, el tiempo entre una muerte y el funeral correspondiente puede alargarse durante meses o incluso años. Todo dependerá de cuánto tarde la familia en recoger el dinero suficiente para los funerales, porque éstos han de producirse con gran esplendor.
 Recepción de invitados al funeral.

Cuando una persona muere, su cuerpo es depositado en una zona alta de las casas-barco. Se le prepara para que pueda mantenerse mucho tiempo, limpio e inyectado en formol. Desde ese momento será considerado un "enfermo" hasta que se celebren los funerales y deberá ser "alimentado" y cuidado como un miembro vivo más de la familia. La ceremonia será entre los meses de junio y septiembre, posteriores a la cosecha, porque en ese tiempo los parientes y amigos tendrán tiempo y ocasión de reunirse.
Los difuntos pueden llegar a "esperar" años hasta que la familia haya podido recoger el dinero suficiente que sufrague el gasto de las exequias. Cuanto mayor sea el gasto, más honor para el recuerdo del finado. 
Los toraja tienen una curiosa y entrañable excepción en los ritos funerarios y es la referida a los niños que mueren antes de que les hayan salido los dientes. Ellos piensan que cuando un niño tan pequeño muere, hay que seguir alimentándolo.  Como no podrá ser nutrido por la leche de su madre, algo debe sustituir ese alimento. Por esta razón, los pequeños son "enterrados" en grandes árboles. En el tronco se abre un agujero, en cuyo interior se deposita el cuerpo, tras lo cual cierran de nuevo el tronco abierto. Los toraja creen que la savia del árbol sustituye la leche de la madre y alimenta al bebé fallecido.

 Tumba-árbol de bebés.

La organización del funeral comienza preparando una zona, generalmente en el monte y alejada de poblaciones, donde se montarán habitáculos para los invitados. Las cabañas servirán de cobijo para los asistentes, que serán ubicados en función de su proximidad en el parentesco o su rango social. En estas cabañas los invitados serán constantemente agasajados con comida y bebida, especialmente té.

 Cabañas imitando las casas-barco durante los funerales.

La familia del difunto, incluidos los más pequeños que también participan del rito, viste ropajes de gala que representan y reflejan símbolos de las costumbres ancestrales y reproducen vestidos tradicionales indonesios. A medida que van llegando los grupos de invitados, los van colocando en las dependencias previstas y les ofrecen te y pastas como cortesía por el, a veces, muy largo viaje hasta el funeral. A cambio, todos los participantes en la ceremonia llevan presentes y ofrendas para la familia, generalmente bebidas, tabaco y, sobre todo, cerdos y búfalos que serán sacrificado durante los días que dura el funeral.

Búfalos para el sacrificio.

Los animales ofrecidos por los invitados son paseados para que se vea la cantidad de regalos que recibe la familia en homenaje al muerto. Los cerdos están atados y llevados a hombros, mientras que los búfalos están en una zona algo apartada para ser observados por quien lo desee. Los cerdos se colocan en el centro de la plaza donde están las dependencias de los invitados. Cuando uno de los animales es sacrificado, todos los demás huelen la sangre y comienzan una espiral ascendente de chillidos que sobrecoge el ambiente. Los sonidos estridentes de tal orquesta acompañan cada momento de los ritos y, junto con el calor húmedo,  se convierten  por momentos en orgía intolerable. Los búfalos son animales sagrados, especialmente los blancos con ojos azules. Su valor económico es muy elevado, de manera que regalar un búfalo significa hacer grandísimo honor a la familia. El sacrificio de los búfalos es tremendamente espectacular, aunque no apto para todos los estómagos. Los matan dándoles fuertes golpes de hacha en la cabeza hasta decapitarlos. La sangre salpica en todas direcciones, el polvo se levanta del suelo en grandes nubes y el conjunto es de irrealidad y misterio, ampliado por los gritos de las bestias y las voces de los espectadores.

Cerdos vivos a la espera de su hora.

El sacrificio de los animales tiene como objeto la honra al finado y, también, la alimentación de los asistentes, puesto que todo el proceso puede durar varios días. La carne es cocinada en grandes calderos cuyo contenido se repartirá equitativamente. Durante el tiempo que duran los ritos funerarios, habrá constantes procesiones por el recinto. Se trata de la recepción de invitados que llegan en grupos y son recibidos por los familiares para conducirlos hasta donde está el cuerpo del difunto o su representación en estatua. Allí rinden sus respetos y son nuevamente agasajados por la familia. Las procesiones o paseos hasta la carpa donde está el difunto tienen un carácter ritual. Son encabezadas por familiares y por personajes que danzan, representando o bien hechos de la vida del muerto o simbolismos vinculados con las tradiciones toraja. En otros momentos de los rituales grupos de hombres, ataviados con ropajes de luto, se sitúan en círculos y entonan cantos en honor del fallecido y con significado religioso.


 Momentos de la ceremonia.

Con los ritos cumplidos, el alma del difunto ya descansa en paz definitivamente. Solo queda por mantener la representación del fallecido en las imágenes "tau-tau". Los tau-tau son figuras de madera que simbolizan al muerto, de manera que se les añadirán  detalles que reflejen alguna característica suya. Por ejemplo, se las puede vestir con ropas alusivas a la profesión, o incluir algún objeto propio de la persona a la que representa. Los tau-tau son depositados en cornisas excavadas en las montañas, al ser considerados lugares sagrados. Los restos de los cuerpos pueden ser guardados en sarcófagos de piedra cuya forma es similar a la de las casas-barco y que permanecerán en cuevas situadas también en las montañas. En zonas donde se han depositado restos funerarios se pueden encontrar a la vez estelas, tumbas, sarcófagos y tau-tau.


Tau-tau en las montañas.

Tau-tau y sarcófagos en una cueva.

Las peculiaridades de la cultura toraja no se limitan a la conmemoración de la muerte y las honras a los familiares difuntos. Pero sí es cierto que tales ritos se han convertido en uno de los elementos más conocidos de esta cultura ancestral y en un fundamento de aprendizaje antropológico para los que hemos tenido el privilegio de vivirlo en directo. A pesar de los años transcurridos desde que estuve allí, sigo recordando los sonidos de los cánticos y  de los gritos de los animales; olores de la sangre vertida, la carne cocinada y los perfumes con que se aderezaba la solemnidad de los familiares; texturas de las suaves telas de seda y algodón, rugosas  y cálidas de las pieles de los búfalos y ásperas de las cañas en el suelo de la cabaña que me asignaron. Vivir y contarlo, un estímulo para los tiempos venideros.